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13 de febrero de 2008. Uno de esos problemas que se le presentan al jefe del Ejecutivo autónomo a modo de pesadilla política comenzó ayer a caminar hacia la sede del Gobierno autónomo, aunque la cosa se inició hace tres meses. Nos estamos refiriendo a los llamados resistentes de Socuéllamos, un grupo de agricultores manchegos que hace noventa días decidieron encerrarse en el Ayuntamiento socuellamino bajo la pancarta de la Plataforma por el Agua y la Viña y su oposición al Plan del Alto Guadiana, entre otras cosas.
Han pasado encerrados incluso las fechas navideñas y han recibido el apoyo de numerosos agricultores de la zona, de ayuntamientos y de políticos del PP. Los de IU no quieren saber nada y los del PSOE y el Gobierno regional han hecho intentos de aproximación e incluso la candidata al Congreso por Ciudad Real y esposa de Barreda, Clementina Díez de Baldeón, ha tenido el coraje y la valentía de visitarles, pero ha servido de poco. No se bajan de sus trece y quieren soluciones, pero nadie parece estar en condiciones de dárselas. El problema es que no se sabe hasta dónde están dispuestos a llegar y eso les tiene a todos absolutamente despistados.
Lo peligroso de este movimiento para las autoridades regionales es que no está controlado por las organizaciones agrarias habituales, lo que le hace especialmente peligroso y difícil de tratar. Se sabe como ha empezado la cosa, pero no como va a terminar. El Gobierno, y especialmente su presidente, José María Barreda, está muy preocupado. En una Comunidad en la que se resalta significativa y continuamente la falta de conflictos sociales, el hecho de que un grupo de agricultores mantenga una posición numantina de protesta mediante encierros y marchas de más de cien kilómetros a pie, es un grano en el culo para el Ejecutivo autónomo y para el partido que lo sustenta. Barreda tiene que encontrar soluciones antes de que esta mecha prenda en el campo y arrase.
La otra pesadilla es más antigua y le ha creado a Barreda un problema político y personal porque lo siente en lo más hondo. Es el incendio de Guadalajara del verano de 2005 y los efectos que aún tiene sobre el Gobierno regional, acentuados a raíz del cambio de titular en el juzgado de Sigüenza que instruye el caso. La nueva jueza tira contra todo lo que se mueve y, aunque en ocasiones con una base poco sólida, está poniendo en un aprieto a toda la administración regional. Hay muchos funcionarios que tiemblan pensando que en cualquier momento pueden ser llamados ante la juez en calidad de imputados.
Pero lo peor de todo para Barreda es que incluso aquellos medios nacionales que habitualmente le tratan bien, cuando se toca el asunto del incendio no tienen compasión con él. Es el caso de El Mundo y el amplio eco que se hace de todo lo relacionado con el incendio. O el de ABC, que en general trata a Barreda mucho mejor que al resto de dirigentes socialistas, excepto cuando toca el incendio de Guadalajara. Entonces el diario madrileño es inmisericorde y contrastan sus páginas nacionales con la moderación que muestra en ese sentido su edición toledana y regional.
Los resistentes de Socuéllamos y el incendio de Guadalajara son dos problemas que Barreda no puede controlar y que amenazan seriamente la estabilidad política de su gobierno ¿Será capaz de encontrar soluciones? Las necesita, porque esos problemas andan despacio pero no paran.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Las dos pesadillas de Barreda andan despacio, aunque no paran
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1 comentario:
¡¡¡¡¡ANIMO VALIENTES!!!!!!!!!!!!!!!SOIS EL ORGULLO DE TODA CASTILLA LA MANCHA.
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