martes, 22 de abril de 2008

AGRICULTOR, UN DEPREDADOR A EXTERMINAR O LOS CRETINOS A ESPUERTAS


PEDRO A. LÓPEZ GAYARRE (publicado en el Digital de CLM)

En el nuevo credo de la religión ecologista el agricultor se ha convertido en una especie a exterminar. Para salvar al planeta de su desmedido afán por arrancar de la tierra su riqueza la solución final es su exterminio. El agricultor consume el ochenta por ciento del total del agua utilizada por los humanos y envenena los acuíferos con pesticidas y herbicidas. Agota recursos, es insaciable, nunca está satisfecho con sus cosechas, manipula genéticamente las sagradas plantas y utiliza la biotecnología para crear mutantes que algún día desencadenarán el Apocalipsis.
En el imaginario mitológico ecologista el agricultor es un violador de la madre tierra a la que fuerza, exprime y explota hasta el agotamiento; el ganadero es un matarife sin conciencia y el cazador un simple asesino que goza con la muerte de los seres vivos.
De acuerdo a ese ideal que tanto vende, en el momento en que el hombre puso la mano sobre un recurso natural se instaló el pecado original sobre la tierra. Hablar de explotar la tierra, criar animales o recoger sus frutos se traduce en una simple profanación de la diosa intocable Naturaleza.
La agricultura se ha convertido para el "progresío" en la raíz de todos los males que aquejan al planeta y la cosechadora y el tractor, los embalses y las acequias de riego, empiezan a estar en el mismo catálogo de males en los que en los sesenta se pusieron los reactores nucleares. El "homo faber rusticus" aparece en ese catecismo representado con la iconografía con que los obispos del nacionalcatolicismo pintaban a Pedro Botero bailando agarrado a una ingenua doncella que se dejaba llevar al huerto a ritmo de "cha, cha, chá"; hablan de "agua de boca" cuando se refieren al agua de consumo urbano, para diferenciarla de la que la agricultura derrocha tirándola por esos campos…
Pues bien, todas esas cosas que hace unas pocas décadas no se le ocurrirían ni al que asó la manteca han acabado calando en los hombres y mujeres que nos gobiernan y han empezado por donde siempre empiezan las cosas en este país.
Como al Ministerio de Agricultura no se le podía poner de la "Depredación" o del "Jardín del Edén", ZP con esa facilidad que tiene para apuntarse a todo lo que suene a políticamente correcto se ha descolgado con aquello de "Ministerio de Medio Ambiente, del Medio Rural y del Medio Marino".
Sólo nos falta, remedando a Agustín de Foxá cuando remató a la Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., añadir: "y de los grandes expresos internacionales". Que así sea.

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