Se está fraguando el desastre en Castilla-La Mancha. Dos son los torpedos que amenazan con alcanzar la línea de flotación de este barco a la deriva que es la región. Por un lado el Plan Especial del Alto Guadiana que, de ponerse en marcha tal como está diseñado, transformará 125.000 hectáreas de regadio en secano, con la consiguiente pérdida de renta y de puestos de trabajo que eso conlleva en uno de los sectores económicos mas importantes de la región. Por otro lado la Nueva OCM del Vino, pésimamente negociada en Bruselas por el Ministerio de Agricultura y aún peor negociado el reparto presupuestario a nivel nacional para nuestra región.
En Bruselas España ya perdió 64 millones de euros. España era quién mas recibía y a quien mas se le podía recortar en beneficio de otros países (Francia, Italia, Grecia...). Ahora, en el reparto presupuestario que ha de hacerse entre las distintas comunidades autónomas, a Castilla-La Mancha le va a suceder lo mismo. Es la región española que mas venía recibiendo (el 68%) porque era la región que, a través del vino de mesa y las destilaciones, fundamentalmente, había generado la mayor parte del presupuesto vitivinícola, y por eso mismo es a la que mas se le puede recortar en beneficio de Galicia, Rioja, Cataluña y demás regiones que, además se dice, no generan excedentes y necesitan ser ayudados en la comercialización de sus vinos de calidad.
Tras meses teniendo que soportar los brindis de la publicidad institucional por el falso éxito conseguido en Bruselas, ahora ya empiezan los irresponsables políticos y los incompetentes representantes agrarios a prepararnos para una NEGRA VENDIMIA, donde las uvas no serán las de la ira, sino las UVAS DE LA RUINA.
No vale que ahora los diriegentes agrarios digan que esto es una SORPRESA. Cualquiera que, como nosotros hubiera analizado la situación y los hechos tal como se venian desarrollando desde hace mas de un año, podría haberse adelantado a los acontecimientos que amenazan sobre nuestras cabezas. Pero estaban muy entretenidos jugando a la política, apoyando a la Junta Financiadora, apartando los problemas y allanando el camino de quienes les mantienen en sus cargos.
No basta con decir que esto ha salido peor de lo que se esperaba pero mejor de lo que podría haber sido. Las consecuencias de su falta de previsión, de su irresponsabilidad, de su incompetencia las vamos a pagar todos los viticultores de Castilla-La Mancha.
No es suficiente con entonar el mea culpa habitual. Será necesario que, tanto políticamente como sindicalmente se depuren responsabilidades.
En Bruselas España ya perdió 64 millones de euros. España era quién mas recibía y a quien mas se le podía recortar en beneficio de otros países (Francia, Italia, Grecia...). Ahora, en el reparto presupuestario que ha de hacerse entre las distintas comunidades autónomas, a Castilla-La Mancha le va a suceder lo mismo. Es la región española que mas venía recibiendo (el 68%) porque era la región que, a través del vino de mesa y las destilaciones, fundamentalmente, había generado la mayor parte del presupuesto vitivinícola, y por eso mismo es a la que mas se le puede recortar en beneficio de Galicia, Rioja, Cataluña y demás regiones que, además se dice, no generan excedentes y necesitan ser ayudados en la comercialización de sus vinos de calidad.
Tras meses teniendo que soportar los brindis de la publicidad institucional por el falso éxito conseguido en Bruselas, ahora ya empiezan los irresponsables políticos y los incompetentes representantes agrarios a prepararnos para una NEGRA VENDIMIA, donde las uvas no serán las de la ira, sino las UVAS DE LA RUINA.
No vale que ahora los diriegentes agrarios digan que esto es una SORPRESA. Cualquiera que, como nosotros hubiera analizado la situación y los hechos tal como se venian desarrollando desde hace mas de un año, podría haberse adelantado a los acontecimientos que amenazan sobre nuestras cabezas. Pero estaban muy entretenidos jugando a la política, apoyando a la Junta Financiadora, apartando los problemas y allanando el camino de quienes les mantienen en sus cargos.
No basta con decir que esto ha salido peor de lo que se esperaba pero mejor de lo que podría haber sido. Las consecuencias de su falta de previsión, de su irresponsabilidad, de su incompetencia las vamos a pagar todos los viticultores de Castilla-La Mancha.
No es suficiente con entonar el mea culpa habitual. Será necesario que, tanto políticamente como sindicalmente se depuren responsabilidades.
