martes, 18 de noviembre de 2008

EL PEAG: UNA OPORTUNIDAD PERDIDA

Jesús de Juan Espinar.

Nunca he entendido la disyuntiva que se ha venido planteando respecto a la finalidad última del Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG). Mientras que los grupos ecologistas lo tildaban de “agrarista”, las organizaciones agrarias denunciaban que el Plan era fundamentalmente “medioambientalista”. Y unos y otros partían de la falsa premisa de la exclusión mutua: si el Plan era agrarista evidentemente, decían, que no podía ser medioambientalista, y viceversa. Como si actividad agraria y mantenimiento medioambiental fueran conceptos incompatibles. La sostenibilidad, la agricultura ecológica, la biológica, la agricultura integrada, y sobre todo el sentido común, ya hace muchos años que demostraron que es posible la producción agropecuaria rentable sin que sea necesario destrozar la naturaleza. Pero este, como tantos, no es más que un falso debate dirigido a tapar la incompetencia de unos y otros y, en última instancia, con el claro propósito de desviar la atención de los ciudadanos del problema principal hacia problemas secundarios.

En mi opinión el PEAG, en el fondo, no es ni agrarista ni medioambientalista. Solamente es un plan político y politizado adornado con capas superficiales de medidas medioambientales y agrarias. Con este Plan se ha perdido la oportunidad histórica de solucionar los problemas hídricos, medioambientales, agrarios y de abastecimiento de poblaciones de La Mancha. Tal como está planteado el PEAG no solo no solucionará los problemas actuales, sino que, con toda seguridad, los agravará a medio y largo plazo.

El PEAG propone como medida estrella que 125.000 hectáreas que hoy son de regadío, en una de las zonas mas productivas de la región, pasen a secano para utilizar los recursos hídricos que se rescatan en recuperar los acuíferos sobreexplotados y legalizar pozos irregulares. Se trata de rescatar 130 hectómetros cúbicos que ahora se emplean en la producción agraria para destinar 90 a recuperar los acuíferos y 40 a regularizar ilegalidades. Todo esto con un horizonte de 20 años y con un presupuesto teórico de 3.000 millones de euros. Y digo teórico, aunque Puxeu lo llama “flexible”, porque este primer año de aplicación los Presupuestos Generales del Estado no recogen siquiera la vigésima parte correspondiente.

Para desarrollar este PEAG hace falta dinero y agua. Aunque digan que el dinero es “flexible”, y tal vez lo sea, lo cierto es que no consta en los presupuestos. El agua, sin embargo tiene que ser real, no sirve el agua virtual. Y a fecha de hoy parece que no se cuenta con mas de 6,5 Hm3. Bueno, me pueden decir que esto no es tan grave, al fin y al cabo 6,5 es la vigésima parte de 130. Pero a este ritmo no creo que el PEAG pueda sostenerse durante tantos años. Arreglando 1.000 pozos al año seguirá habiendo sanciones, cierres de pozos, abandono de explotaciones, ruina y empobrecimiento de la región.

Si lo que se pretendía era recuperar los acuíferos sobreexplotados la solución de hacerlo a costa del abandono de 125.000 hectáreas de agricultura productiva es, simplemente, demencial. ¿Es que no han evaluado el coste social y económico de esta medida? ¿Por qué se han desechado las recargas de los acuíferos desde la propia cuenca del Guadiana o desde otras cuencas? Simplemente porque, para los que hoy gobiernan, los trasvases y las recargas no son políticamente correctos y porque desde ámbitos ecologistas se machaca con el falso argumento de que si se trae mas agua los “agricultores insaciables” seguirán derrochándola en cultivos excedentarios.

Sin embargo un PEAG que hubiera estado dirigido a solucionar los problemas hídricos de la región debería haber contemplado la recarga externa de los acuíferos, pero unida a medidas agronómicas como una verdadera y decidida concentración parcelaria, junto con un auténtico control y gestión del agua a través de pozos comunitarios y balsas de distribución gestionadas por pequeñas comunidades de regantes. Así se habría conseguido una agricultura productiva rentable y sostenible. Con menos pozos, con menos bombas de extracción, menos caudalímetros, menos motores, menos gasóleo, menos gasto en electricidad, menos averías, menos costes, más eficacia y más eficiencia. Si, también con mas trabajo. Lo fácil es la sanción, la denuncia y el cierre del pozo.

Nada de esto recoge el PEAG que se ha puesto en marcha. Por eso nos parece una oportunidad histórica perdida. Y como estamos seguros que este PEAG no es viable o, en el mejor de los supuestos según palabras del diseñador del Plan, el Sr. Calleja, este PEAG es solamente un “punto de partida”, volvemos a insistir ante los políticos y responsables de la cosa hídrica: introduzcan cuanto antes modificaciones en la línea de las aquí apuntadas y no pierdan, ni nos hagan perder, mas tiempo en juntar papeles para arreglar pocetes de 7.000 m3 en parcelas económicamente insostenibles de menos de 10 hectáreas.

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