domingo, 30 de noviembre de 2008

FUNDACIÓN TIERRA DE VIÑEDOS: LA CONSAGRACIÓN DE LA INCOMPETENCIA

Después de cuatro años de inactividad, o, peor aún, de actividades como la formación de gerentes, el aprendizaje de inglés, selección de ineptos, contratación de experimentadores publicitarios, ponerse de acuerdo en el nombre y en el logotipo, y otras acciones similares que nada tenian que ver con el fin para el que se creó la Fundación Tierra de Viñedos, que no era otro que COMERCIALIZAR el vino de Castilla-La Mancha, los "patronos", los representantes del "sector", los que se sientan en las sillas de esa casa para determinar lo que hay que hacer con los 18 MILLONES DE EUROS RECAUDADOS A LOS PRODUCTORES, han llegado a la conclusión de que son unos INCOMPETENTES y han decidido que sea la propia Administración Regional, el Consejero de Agricultura, quién gobierne la Fundación.
No deja de ser paradójico que aleguen que la cosa no ha funcionado por estar excesivamente politizada y que para solucionarlo encarguen a los políticos la gestión de la cosa.

Ya se va haciendo habitual este tipo de soluciones inauguradas por los que no saben cómo sacar a la sociedad del agujero dónde ellos mismos la han metido. Se inyecta dinero a los bancos que son los máximos responsables del desastre financiero mundial. Se busca a los políticos para que solucionen el problema que ellos mismos provocaron.

Hay que recordar que la Fundación fué una magnífica idea que los políticos se encargaron de desbaratar precisamente porque querían controlarla.


Nombraron inicialmente a un presidente que ni creía en ella ni sabía de qué iba, pero se trataba de contentar a las cooperativas (Ucaman) y que tragaran con el mal diseño de la operación realizado por Mombiela y aprobado por Mercedes Gómez y Barreda.



El último presidente ya era simplemente una pámpana seca movida por el viento.


La financiación de la Fundación se estableció mal desde el principio. No era de recibo que todas las uvas contribuyeran para que sólo los "Vinos de la Tierra" y los de "Denominación de Origen" pudieran aprovecharse economicamente del esfuerzo de todos. Sólo a través de la coacción política se consiguió que todos contribuyeran, por eso se le llamó un "impuesto revolucionario". Pero lo peor de todo es el tiempo perdido. Cuatro años preciosos desperdiciados. Cuatro años irrecuperables que solo han servido para que el vino de Castilla-La Mancha siga siendo ese vino del que todos, menos los que lo producimos, se aprovechan. El mas vilipendiado, el más barato (todavía teóricos de cooperativas dicen que tenemos que ser "mas competitivos", ¿habrá que dar dinero para que se lo lleven?), con el que mas se enriquecen los industriales sin escrúpulos. La región que produce la mitad de la producción nacional y que solo embotella el 7%, regala o mal vende millones de hectólitros a granel para que otras regiones vinícolas ganen dinero.

Ahora los incompetentes patronos han tomado una decisión unánime, quizá la primera, que los políticos, el Consejero de Agricultura, el único que no tenía que tomar decisiones en esa casa, sea el encargado de gestionarla.

La primera decisión que ha tomado el Consejero es, por supuesto, política: este año no se cobrará la tasa a los productores, estamos en crisis. Seguimos sin ponernos a comercializar.

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