Eso debe ser, algo anímico. La crisis nos va a acabar afectando al estado de ánimo. Por eso el ministro de Sanidad, Bernat Soria, propone una sección de atención a los afectados animicamente por la crisis.
Pero todo esto lo que nos provoca a todos es desconcierto. Estamos desconcertados, desorientados. Todos.
Es desconcertante que los Estados occidentales estén dedicando dinero público para sacar adelante a los Bancos privados y evitar su quiebra. Inyectan miles de millones de todos los ciudadanos, recogidos con los impuestos, para salvar a los que han provocado el desastre.
Es desconcertante que el Banco Central Europeo baje el precio del dinero y el Euribor, que es el precio que se aplica a quién va a pedir un crédito, aumente. (Claro que ir a pedir un crédito ahora es absurdo, si los bancos no se fían unos de otros ¿de quién se van a fiar?).
Es desconcertante que baje el precio del petróleo de 140 a 77 $/barril y, sin embargo, las petroleras no trasladen la bajada al precio del gasóleo ni al de la gasolina.
Si quieres seguir leyendo mas de la crisis, la codicia, el desconcierto, la desconfianza y la incertidumbre que nos inunda pásate por este blog: LA ESCONDIDA SENDA.
Y con la que está cayendo de la crisis financiera, ¿quién se acuerda ya del calentamiento global?