Los agricultores griegos llevan ya una semana de manifestaciones y protestas. En la foto de arriba la policía carga contra un agricultor. En la de al lado es un agricultor, subido en su tractor, quién arremete marcha atrás contra la policía.
En España todavía solo hay avisos de movilizaciones, pero los agricultores están al límite.
La semana pasada una carta al director del periódico El Día hablaba de la situación de la agricultura, la firmaba Fermín Gassol Peco y reproducimos algunos párrafos:
“…La agricultura en España siempre ha sido la cenicienta del cuento, la gran perjudicada desde no se sabe cuando, año tras año. Precios de los cereales que llevan fluctuando en torno a las veinte de las antiguas pesetas desde hace que yo recuerde, veinticinco años al menos. Moneda de cambio barato para otras transacciones en el exterior y plataforma silenciosa para el negocio de intermediarios. El año pasado los agricultores vivimos esperanzados cuando la cebada llegó a las treinta pesetas y el trigo a las cuarenta; trampa mortal, hoy la cebada está a veintiuna pesetas y el trigo a veintiséis; eso sí faltó tiempo para que los fertilizantes subieran casi al doble como el depredador que espera a que la presa a cazar engorde. Muchos productos esperan que sea efectivo el doble etiquetado para que todos sepamos los precios que soportan el agricultor y el consumidor. Hoy el campo está cercado, sin salida. No es una queja más. Ya no hay margen, este año se han utilizado cultivos menos exigentes en abonado. La ley del empobrecimiento paulatino. La agricultura está hundida, no es visible está en el subsuelo. En España tenemos muchas hectáreas para cultivar muy variados productos que demandarían mucha mano de obra en industrias transformadoras. Voces muy autorizadas del exterior han señalado a nuestra agricultura como fundamental para la salida de la crisis… Hace cincuenta y pico años un niño atolondrado buscaba afanosamente un juguete por todos los rincones de la casa. La madre le preguntó ¿qué buscas? Me falta un “soldao” contestó sin mirarla; hijo, le indicó la madre, si lo tienes en la mano. Buscaba no sabía dónde lo que ya tenía conmigo. Con la agricultura puede que esté pasando algo parecido. No mordamos esta enorme mano que nos da de comer y nunca mejor dicho.”