La dimisión o cese de Calleja obedece fundamentalmente a que se ha desmoronado el castillo de naipes que había conseguido apenas poner en pie. Y se ha venido abajo por varias razones:
1º.- El PEAG no tiene presupuesto: a pesar de que durante la pasada campaña electoral Barreda y los suyos presumían de contar con un elástico presupuesto que pasaba en horas veinticuatro de 3.000 a 5.000 y hasta 6.000 millones de euros, lo cierto es que en los Presupuestos Generales del Estado para este año apenas había presupuestados 180 millones de euros, y , aunque la astronómica cifra era para los próximos 20 años, no dejaba de ser una quimera.
Ese acuerdo multimillonario solo se basaba en una foto Barreda-Zapatero y una promesa a pie de foto.
2º.- Los únicos fondos ciertos son los provenientes de las incesantes sanciones que día a día caen sobre las familias agrarias que, con enorme sacrificio hicieron un pozo para mantener sus economías.
3º.- Nunca ha sido cierto el consenso con el que se decía se había llegado a la aprobación del PEAG. Aquí, mas que consenso lo que ha habido ha sido conchabeo y amordazamientos a cambio de no sabemos que contraprestaciones derivadas de la puesta en marcha del PEAG (ubicación del Consorcio, conferencias divulgativas pagadas sobre las bondades del Plan, participación en la gestión y el control, instalación de caudalímetros, etc). Todo este tinglado se viene abajo si falta el presupuesto.
4º.- A pesar del amordazamiento, algunos grupos, como esta Plataforma, han mantenido la lucha denunciando durante mas de seis meses los fallos del PEAG y la ruina que su puesta en marcha supondrá para Castilla-La Mancha.
5º.- La conflictividad social está servida. Hasta aquí Organizaciones Agrarias, Comunidades de Regantes y grupos mediáticos han estado sujetando a la opinión pública, pero el comienzo de una nueva campaña de regadío salpicado de cierres de pozos y sanciones millonarias ha vuelto a encrespar los ánimos hasta el punto de que Asaja, que hace apenas un mes se reun´´ia con Calleja y celebraba falsas soluciones, se ha visto obligada a montar una manifestación y en las próximas fechas los movimientos espontáneos se irán sucediendo a medida que la indignación se vaya extendiendo entre los agricultores.
Da igual que Calleja haya dimitido o lo hayan cesado, en cualquier caso esta es la prueba evidente de que el PEAG no sirve. Nunca ha servido porque partía, como hemos dicho tantas veces, de unas falsas premisas.