jueves, 10 de abril de 2008

¿CONSEGUIREMOS CAMBIAR LA IDEA QUE DEL SECTOR AGRARIO TIENE LA SOCIEDAD ?

Son muchos los que desde fuera del sector agrario hablan de los agricultores y ganaderos como de esquilmadores de los recursos, depredadores, ambiciosos caza primas, sector subvencionado, etc. Se nos criminaliza y no sabemos defendernos. Se generaliza cuando aparece un fraude, como si todo el sector fuera fraudulento. Nosotros mismos contribuimos a la ceremonia de la confusión admitiendo que se denomine pozo ilegal al que se hizo por estado de necesidad.

El pasado 31 de marzo, el diario El País decía en su editorial que los agricultores y ganaderos “exprimen el 73% de los recursos (hídricos) y su aportación al PIB apenas supone un 2%”.

Como creemos que un periódico serio como éste conoce la realidad del problema, pensamos que frases así de demagógicas deben responder a motivaciones mal intencionadas. ¿A quién beneficia la criminalización del sector agrario?

Diremos una vez mas que los agricultores y ganaderos no consumimos mas agua que los taxistas o los torneros, que en el sector agrario no se tira el agua porque sabemos lo que nos cuesta utilizarla y sabemos que si se agota el recurso nuestra actividad es la primera en sufrir las consecuencias. Los agricultores y ganaderos transformamos el agua en alimentos para consumo humano. Para que una vaca de un litro de leche ha tenido que beber 14 de agua. Para producir un kilo de tomates o de melon hay que utilizar 18 o 25 litros de agua.

Pero además el sector agrario es un importante motor socio-económico. En España la aportación de la producción de las tierras en regadío a la Producción Final Agrícola supone más del 50% del total, mientras que la superficie ocupada por los regadíos sólo representa el 15,01% de la superficie agrícola útil. El sector español del riego ocupa un lugar de privilegio por su tecnología y eficiencia, y lo integran no sólo los que utilizan el agua, sino que es una industria mucho más compleja en la que intervienen las empresas de ingeniería civil, industrias de equipos de riego, instaladores, etc.

Cuando se habla del consumo de agua siempre se habla del sector agrario, pero nadie menciona que en España no se penalizan las escandalosas pérdidas que se producen en la red de distribución, la mayoría de titularidad pública, (25-50 % en urbanas y 40-60% en agrícolas), mientras que en otros países de nuestro entorno se imponen fuertes multas para evitarlas.

Mientras tanto, el sector agrario, y el consumidor final, está siendo exprimido por los intermediarios. Y la falta de rentabilidad está encauzando a muchas explotaciones agrarias y ganaderas al abandonismo de un sector, el agroalimentario, que es considerado estratégico no solamente por su enorme contribución al PIB, sino porque el desmantelemiento del agro acarrearía graves consecuencias inmediatas: una importante reducción de la cantidad de alimentos y estaríamos obligados a importarlos de terceros países, que hoy no garantizan la seguridad alimentaria exigida por los consumidores europeos, y, todo ello, llevaría emparejada una fuerte subida de los precios de los productos agroclimentarios.

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