lunes, 22 de septiembre de 2008

MEJORAR A PEOR: LA REFORMA DE LA OCM DEL VINO

Los 40 millones de hectólitros de vino que habitualmente viene produciendo España se reparten de la siguiente forma:

-12 millones de hectólitros de vino de calidad (V.C.P.R.D., D.O., Vinos de Pago)


-23 millones de hectólitros de vino de mesa, de los que 16,5 millones de hectólitros se elaboran y comercializan como vino de mesa, y otros 6,5 millones de hectólitros (el 16% del total) se derivan a la destilación, fundamentalmente de alcohol de uso de boca.

-5 millones de hectólitros de mosto.


La nueva OCM del Vino establece un periodo transitorio de dos años por lo que la situación para la presente campaña debería ser igual a la de la campaña anterior. Lo único que está sin determinar es la forma en que vendrán las ayudas a la destilación, que hasta aquí venian a través de los industriales y, en el futuro, vendrán directamente a los viticultores que tengan un contrato con los industriales transformadores. Esto trae como consecuencia que a estas alturas la industria alcoholera desconozca los costes de producción que tendrían, por lo que tampoco aventuran el volumen de vino que demandarían para destilar en la presente campaña, que, además, les pilla con existencias suficientes para afrontar la demanda por lo menos hasta mediados de 2009.

Si los alcoholeros ya no van a recibir la ayuda por la transformación, que ahora irá al viticultor, intentan repercutir ese mayor costo al productor rebajando el precio del vino que tendrán que comprar para producir alcohol, y por lo tanto descontándolo previamente del precio de la uva.

Pero esto, en cualquier caso, solamente debería afectar al 16% del total de la producción.

Una cosa queda clara: se ha hecho un pan como unas tortas con la reforma de la OCM del Vino. Al querer defender la renta del viticultor con la ayuda directa a la hectárea, se ha provocado la reacción de los industriales que ven amenazados sus márgenes y la consecuencia es una bajada lineal del precio de la uva, una pérdida de renta del viticultor y la ruina absoluta del sector.

Muchos se dejaron engañar por el espejismo de la ayuda a la hectárea.
Y eran menos los que, cuando se comenzó con la reforma de la OCM del Vino, decían "Virgencita, que me quede como estoy".

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