SE REABRE EL DEBATE SOBRE LA RATIFICACIÓN DEL TRATADO DE LISBOA
El 'NO' de Irlanda provoca una profunda crisis de difícil salida para la UNION EUROPEA
EL BARCO NO SE HUNDE, PERO ZOZOBRA
Tras mas de 7 años de negociaciones, dos tratados, un largo proceso de ratificación repetido dos veces y demasiadas cumbres de discusiones, todo el esfuerzo para reformar las instituciones europeas puede haber quedado liquidado con el "no" de apenas un millón y medio de votantes irlandeses, en contra de los 18 parlamentos europeos que ya han dado su "SI" al Tratado de Lisboa.
El Tratado, una versión más complicada de la Constitución Europea, no incluye políticas nuevas –ni grandes revoluciones-, sino mecanismos para agilizar el monstruo después de la ampliación a 27 miembros; su rechazo no cierra la UE, pero la devuelve, una vez más, a un estado de crisis y caos de difícil recuperación, al menos tal y como ha funcionado en las últimas cinco décadas.
"Son los Estados miembros los responsables"
Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete deben decidir ahora, en la cumbre del próximo jueves y viernes, si continúa o no el proceso de ratificación en los nueve países restantes, entre ellos España.
En el bando del "no" están los tradicionales euroescépticos, como Reino Unido, República Checa o Dinamarca. Incluso algunos países que han ratificado, pero que deben completar alguna formalidad, como Polonia, podrían reabrir el debate político.
España retrasará la ratificación
El Gobierno Zapatero tiene intención de retrasar al máximo la ratificación hasta que se pronuncien los demás Estados para no volver a caer en el fiasco de la Constitución, ratificada en referéndum en febrero de 2005 en España, antes que en ningún otro país de la UE. Aunque, en principio, la aprobación parlamentaria estaba prevista para este mes, Zapatero ya quiere cambiar la fecha a octubre o noviembre.
"La derrota del Tratado es culpa de los gobiernos que han firmado dos veces sin leer el tratado, y de funcionarios preocupados sólo por sus intereses", decía esta mañana un diplomático italiano.
Si la decisión de la cumbre es no continuar con la ratificación, la UE seguirá funcionando con el Tratado de Niza de 2001, que mantiene el poder concentrado en la Comisión, la capacidad de veto para los gobiernos y el papel simbólico y de oposición del Parlamento.
"El problema es que Niza no está preparado para que la UE funcione a 27", reconoce un crítico de Lisboa. Para salir del impasse, los líderes podrían decidir algunos cambios básicos de supervivencia, como la supresión de voto por unanimidad en más políticas para que la Unión avance.
"El problema es que Niza no está preparado para que la UE funcione a 27", reconoce un crítico de Lisboa. Para salir del impasse, los líderes podrían decidir algunos cambios básicos de supervivencia, como la supresión de voto por unanimidad en más políticas para que la Unión avance.
En ese marco, la mayoría de expertos imaginan un escenario en que varios grupos de países más interesados en la integración europea pacten políticas comunes por su cuenta, una vuelta a la política exterior intergubernamental anterior al nacimiento de la Comunidad Europea. Mientras tanto la UE ampliada se reducirá a la PAC, el mercado común y a gestionar denuncias sobre la competencia.
"La salida es una Europa a múltiples velocidades", dice Piort Kaczysnki, experto del Centro de Estudios de Política Europea.
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