domingo, 23 de marzo de 2008

TRES TRASVASES DEL EBRO PARA CATALUÑA







Trasvase Tajo-Segura






Rio Ebro desbordado 2007

El Gobierno de Montilla estudia tres trasvases encubiertos de la cuenca del Ebro
ABC.- MARÍA JESÚS CAÑIZARES. BARCELONA.
Hasta tres trasvases de agua encubiertos podría estar preparando el Gobierno catalán para afrontar la fuerte sequía que sufre Cataluña. Los mismos socialistas que pusieron en pie de guerra a las tierras del Ebro cuando el PP gobernaba y aprobó el Plan Hidrológico Nacional (PHN), hacen ahora juegos malabares para evitar hablar de trasvases y esquivar así las presiones de sus socios ecosocialistas, mientras que ERC, en plena crisis interna, marca perfil y se desmarca de la polémica augurando un conflicto territorial.

Tras percatarse de que el transporte de agua en barco y los dosificadores para el grifo no son suficientes, la Generalitat acaba de admitir que estudia la posibilidad de recurrir al Segre para suministrar agua al área metropolitana de Barcelona. Y según ha podido saber ABC, la Generalitat ya ha designado una empresa de ingeniería para analizar la viabilidad del proyecto.
Con el eufemístico nombre de «captación temporal de agua», el Ejecutivo tripartito estudia la posibilidad de unir el río Segre con el Llobregat a través de una galería de servicios ya construida junto al túnel del Cadí. La operación no deja de ser una transferencia de aguas del Ebro porque, en realidad, ambos ríos comparten caudal y son gestionados por la Confederación Hidrográfica del Ebro, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente.

Estatuto recurrido
El ejecutivo autonómico, por tanto, impulsa un proyecto que debería contar con el visto bueno del Gobierno. Sin embargo, el nuevo Estatuto catalán otorga a la Generalitat la competencia exclusiva de la gestión de las cuencas hidrográficas intracomunitarias. Una competencia recurrida ante el Tribunal Constitucional por el PP y por las comunidades de Aragón, Valencia y Murcia.
El territorio leridano ya ha comenzado a inquietarse y el propio delegado del Gobierno catalán en Lérida, Miquel Pueyo, pone condiciones a ese trasvase: que haya una «extrema necesidad» y que el Segre disponga de los recursos hídricos suficientes. Los agricultores y regantes de la zona califican de «inaceptable» el proyecto de la Generalitat. El presidente de la Diputación de Lérida, el republicano Jaume Gilabert, no ve «con buenos ojos un trasvase de agua de forma constante y periódica» del río Segre al área metropolitana de Barcelona, aunque dijo entender una cesión temporal si es por «extrema necesidad».

Opacidad
De esta forma, la Generalitat impide que las comarcas de Tarragona, las principales detractoras del trasvase del Ebro a otras zonas españolas, se subleven. «Con el trasvase del Segre, las tierras del Ebro no verán marchar sus aguas porque nunca les llegará», aseguraba el diputado del PP, Josep Llobet, quien advierte de que es mucho mejor sacar agua al final del curso de los ríos que no en las cabeceras. La aparición de cuarenta estacas topográficas junto al río Segre, en el municipio de Prats i Sansor (Lérida) obligaron al Gobierno de Montilla a reconocer la evidencia del proyecto. Los propietarios de los terrenos donde aparecieron estas señalizaciones han pedido a la Fiscalía que investigue.
Por parte de CiU, el diputado y ex consejero de Medio Ambiente, Ramon Espadaler, acusó a la Generalitat de «mentir» por no querer reconocer que pretende llevar a cabo un trasvase. Espadaler insistió en que la única solución al problema de falta de agua en Cataluña sería el trasvase del Ródano.
El diputado nacionalista criticó, asimismo, la «opacidad» de los proyectos de la Generalitat. Y es que, además de este trasvase del Segre, que afectaría a las cuencas del norte de Cataluña, existen otros dos puntos susceptibles de trasvase en la zona central y sur. La semana pasada, el consejero de Agricultura, Joaquim Llena (PSC) se mostró favorable a derivar agua del canal de Urgell, que también depende de la Confederación Hidrográfica del Ebro, hacia la Red de Aguas Ter-Llobregat, mientras que el titular de Medio Ambiente, Francesc Baltasar (ICV) rechazó tal idea.

Gran desaladora
El tercer «pseudotrasvase» podría consistir en la conexión de las redes de abastecimiento de aguas del Consorcio de Aguas de Tarragona con la red de aguas Ter-Llobregat mediante un conducto de apenas trece kilómetros que uniría las poblaciones de Cunit (Tarragona) y Cubelles (Barcelona). Justo en este punto, la Generalitat tiene previsto instalar una gran desaladora, cuyo suministro eléctrico procedería de la cercana central térmica.
Pese a las reticencias del consejero de Medio Ambiente, no se descarta que, finalmente, se acometa este enlace de aguas y la citada desaladora se convierta en una especie de intercambiador de aguas donde se regule el flujo de los caudales que se derivan a Tarragona o a Barcelona.

Psicosis en la zona del Ebro
Se da la circunstancia de que este enlace, así como el trasvase del Segre, estaba contemplado en el PHN aprobado por el Gobierno del PP y derogado por el PSOE, que mientras estuvo en la oposición utilizó la cuestión del agua para desgastar a los populares.
Pese a la derogación del PHN, en las comarcas del Ebro siempre ha existido la sospecha de que, tarde o temprano, se produciría el trasvase hacia Barcelona. De hecho, existe una cierta psicosis respecto a este tipo de proyectos encubiertos. Concretamente, la aparición de grandes tuberías en el municipio de Flix, supuestamente destinadas a reforzar el riego de la comarca de Les Garrigues, ha activado todas las alarmas, pues los vecinos de la zona no se acaban de creer que para llevar agua a esta zona se necesite una tubería de más de un metro de diámetro.

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