Despedimos el 2007 con la aprobación de la OCM de la vid y el vino y lo que nos faltaba era empezar el año con la aprobación del Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG).
El signo más claro de que la negociación de la OCM no ha salido bien es ver cómo brindaban nuestros negociadores y el signo evidente de lo desfavorable que va a ser el PEAG es ver lo eufórico que está Barreda. Lo de la OCM debe haber sido a consecuencia de que la ministra Espinosa no ha salido de su despacho para ver la realidad del viñedo y, sin conocer nuestra viticultura, es muy difícil defender los intereses españoles. Lo del PEAG debe haber sido la moneda de cambio con la que Barreda apoya a Zapatero para que mantenga contentos a sus socios separatistas.
Nadie puede entender que Barreda aplauda ni la OCM ni el PEAG. Con la OCM lo que se ha conseguido es una mala prórroga de lo que había, ya que la problemática del sector no se soluciona y no es nada halagüeño lo que puede pasar en poco tiempo con el viñedo más extenso del mundo. Con el PEAG lo que se pretende es dejar de regar más de la mitad de la superficie de regadío del Alto Guadiana y volver a la agricultura que se practicaba hace más de 50 años.
Es evidente que Barreda, de viña y vino, sabe poco, porque si supiera no habría permitido llegar a ese acuerdo, o al menos, hubiese peleado de otra manera, si es que ha peleado. También es evidente que Barreda tampoco sabe la importancia que tiene el agua en la agricultura del Alto Guadiana. Si lo supiese jamás habría permitido que se aprobase el PEAG.
Aceptar que Barreda celebre la nueva OCM y el PEAG es peliagudo, como difícil es entender que Barreda y sus altos cargos, con los vientos que soplan en nuestra economía, se hayan subido el sueldo de forma tan arbitraria y bochornosa.
Que Barreda haya incrementado su salario en más de cincuenta mil euros anuales es una grosería, y que apoye la OCM y el PEAG es una insensatez.
Para conocer la realidad debería Barreda salir al campo y conectar con nuestros agricultores. Se daría cuenta de que los viticultores ven su futuro con incertidumbre y aprendería que, en el Alto Guadiana, no se puede dejar de regar más de la mitad de la superficie que se está regando, porque la actividad agraria es el motor económico de la zona y la agricultura de secano tiene graves problemas de rentabilidad.
Quiere negar la evidencia y hacernos creer que los agricultores aceptan sin fisuras la OCM y el PEAG. Entre los viajes que debería hacer convendría que pasase por Socuéllamos. Allí los agricultores llevan encerrados más de dos meses, porque el PEAG ni resuelve la enorme problemática de las extracciones irregulares, ni permite el intercambio de derechos entre particulares, ni contempla el aporte externo de agua para la recarga de los acuíferos y para usos medioambientales, mientras que potencia la agricultura de secano y pretende que los derechos de riego (vigentes hasta 2035) se conviertan en concesiones administrativas, aumentando así su intervencionismo.
Con sus panfletos de propaganda dirá Barreda, como ya es costumbre, que lamenta la alarma y los temores del PP. Está claro que su política agrícola hace aguas y tiene que usar esos pasquines para tapar las grietas. Ojalá que las aguas que hace su política sirvieran para regar. El problema estaría resuelto.
Mª LUISA SORIANO MARTÍN
jueves, 24 de enero de 2008
Lo que nos faltaba
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